“No tengo tiempo para arrepentirme. Sigo adelante porque soy aceptable por lo que soy, no por lo que pienso que debería ser. Me acepto como soy, no como creo que debería ser, porque eso es una mentira. Soy un pecador, un viejo pecador. He hecho cosas malas y cosas buenas. Así que simplemente te perdonas y sigues adelante.”
Al escuchar estas palabras, surge una duda: ¿esto contradice la idea de ofrecer nuestra mejor versión al mundo? Reflexionando, pienso que aquí está la base de todo: la aceptación del pasado.
Se habla mucho del arrepentimiento, pero todo nace con la aceptación, la aceptación de nuestras luces y nuestras sombras, de lo bueno y lo malo que hay en nosotros. Entender que las percepciones cambian y que, a veces, somos protagonistas o antagonistas en las historias de otros.
Aceptar esto es el primer paso hacia la paz interior y la autenticidad.La mejor versión de uno mismo no es la perfección soñada, sino la aceptación profunda de todo lo que hemos sido. Solo quien abraza sus sombras puede ofrecer luz verdadera.
¿Es posible crecer y mejorar sin antes aceptar plenamente quiénes somos y lo que hemos hecho?
¿La búsqueda de la “mejor versión” puede convertirse en una forma de negación de nuestra propia humanidad?
¿Qué peso tiene el arrepentimiento cuando la aceptación ya ha hecho su trabajo?
¿Podemos perdonarnos realmente si seguimos aspirando a convertirnos en alguien que nunca hemos sido?
Roy J Rizo D’Arthenay
Business Coach
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