Escuché esta historia en un programa de televisión sobre cómo se conocieron unos socios de una empresa muy exitosa. No puedo recordar el nombre de los protagonistas ni de la compañía, pero la vivencia fue tan impactante que lo que realmente se me quedó grabado fue el cuento.Uno de ellos era consultor y estaba haciendo una presentación importante. Al terminar, el que después sería su socio le dijo, sin rodeos:
—“Todo lo que usted me ha dicho me hace pensar que lo que tiene usted en la cabeza es ¡MIERDA!”
En vez de molestarse o engancharse en la ofensa, el consultor respondió con agilidad y humor:
—“Usted me sorprende… en un instante, ha llegado a una conclusión a la que otros les toma muchisimo tiempo descubrir.”
Aquí quiero hacer una pausa para resaltar algo importante: una de las grandes destrezas que vale la pena desarrollar es la agilidad emocional. Muchas veces pensamos en la inteligencia emocional como la clave, pero quizá no siempre es suficiente o tan oportuna en situaciones como esta. La inteligencia emocional puede requerir más espacio reflexivo y de interpretación, pero la agilidad emocional, combinada con inteligencia, es lo que realmente marca la diferencia.He llegado a la conclusión de que aquellas personas capaces de reírse de sí mismas, e incluso usarlo como escudo protector ante ofensas e insultos, son realmente inteligentemente hábiles.
“La ofensa o el insulto no está en quien lo dice, sino en el valor que le da quien la escucha.”
Roy J Rizo D’Arthenay
Business Coach
PD : que tu ego no le de plus valía a los comentarios y si esto no te sirve, entonces cumples la única forma de declaración de perdón que expresas al rezar un padre nuestro.
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Roy J. RIZO D'ARTHENAY 