Notre Dame: Entre la Fe Genuina y el Espectáculo Mediático  

La Divina Pastora, La Chinita, Coromoto y la Virgen del Valle se hacen presentes en París, Notre Dame

  


El 15 de abril de 2019, las llamas devoraron uno de los símbolos más emblemáticos de la cristiandad: la Catedral de Notre Dame. Cinco años y 700 millones de euros después, el templo gótico reabre sus puertas en una ceremonia que fusionó lo sagrado con lo mundano.
La «cumbre de personalidades» incluyó desde Emmanuel Macron y Brigitte, ejerciendo de anfitriones, hasta Donald Trump y Jill Biden en un peculiar encuentro. La realeza no se quedó atrás: el Príncipe Guillermo de Gales, Alberto de Mónaco, los Reyes de Bélgica y los Grandes Duques de Luxemburgo engalanaron el evento. El mundo empresarial estuvo representado por François-Henri Pinault junto a Salma Hayek, y hasta Elon Musk hizo acto de presencia.
Entre tanto brillo mediático, destaca la presencia de quien sí encarna la genuina devoción a través del arte: Gustavo Dudamel. Este barquisimetano universal, hijo de la tierra que venera a la Divina Pastora, demostró que la verdadera fe se manifiesta a través de las acciones. Su batuta, guiando la música en este templo histórico dedicado a Nuestra Señora (Notre-Dame), estableció un puente espiritual entre las advocaciones marianas de Venezuela – la Divina Pastora de Barquisimeto, la Virgen de Coromoto, la Chinita del Zulia y la Virgen del Valle – y la catedral parisina.
Dudamel, con su dirección magistral y su compromiso inquebrantable con la transformación social a través de la música, representa ese modelo de coherencia que tanto escasea en nuestros días. Mientras algunos líderes mundiales utilizaban Notre Dame como telón de fondo para su próxima foto en redes sociales, el maestro larense elevaba el espíritu de los presentes con notas que resonaban como plegarias en las bóvedas recién restauradas, en un homenaje silencioso a nuestras propias advocaciones marianas venezolanas.
La restauración de Notre Dame, sin duda un logro arquitectónico e histórico notable, nos recuerda a través de la música de este hijo de Barquisimeto que la verdadera devoción no se mide en fotogramas ni en titulares, sino en la capacidad de elevar el espíritu humano hacia lo divino. Que la Divina Pastora, patrona de su tierra natal, y todas nuestras advocaciones marianas iluminen el camino de estos líderes mundiales hacia una coherencia que tanto necesita nuestra humanidad.
«La fe sin obras está muerta» – Santiago 2:17


Roy J  Rizo D’Arthenay

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