
La frase «es mejor ser amable que tener la razón» parece simple, pero encierra una profunda sabiduría que desafía nuestra naturaleza humana. Como mantra personal, me ha servido de guía para fomentar la empatía y el respeto hacia perspectivas diferentes, aunque su práctica resulta frecuentemente desafiante.
En mi experiencia, varios factores conspiran contra este noble propósito:
1. El ego, siempre ansioso por demostrar superioridad
2. La búsqueda constante de reconocimiento
3. La ausencia de gratitud mutua
4. La tendencia a convertir opiniones en verdades absolutas
5. La presión del juicio público
6. El impulso de defender nuestra posición a toda costa
7. La impaciencia ante visiones diferentes
8. El miedo a parecer débil o equivocado
Al reflexionar profundamente, descubro que el verdadero obstáculo soy yo mismo. En el umbral de mi tercera edad, comprendo que la madurez no consiste en buscar la validación externa, sino en cultivar la amabilidad y contribuir al crecimiento de otros.
Mi nuevo propósito es ser un catalizador para que otros brillen, construyendo un legado basado en la bondad y el entendimiento mutuo. La verdadera sabiduría radica en elegir la amabilidad sobre la necesidad de tener razón.
Y sí, quizás , para algunos o para muchos, no tenga la razón en todo esto, ¡pero al menos intento ser amable al admitirlo!
ROY J RIZO D’ARTHENAY
BUSINESS COACH
