El envejecimiento es un proceso natural e inevitable que merece respeto y dignidad

La caricatura presenta un dormitorio que refleja la intimidad de la vida cotidiana de una persona mayor. En la mesita de noche se encuentran varios objetos significativos: un par de anteojos, un vaso con dentadura postiza y un consolador o vibrador. En la cama yace una persona mayor, claramente calva, lo que acentúa su vulnerabilidad. La calvicie del personaje, junto con la presencia de una peluca colgada, sugiere una lucha con la pérdida de cabello y puede dar la impresión de que se trata de una mujer, reforzando estereotipos de género relacionados con la apariencia y la feminidad.
Esta caricatura es claramente edadista, ya que utiliza estereotipos sobre la vejez y la sexualidad para generar una reacción de burla. La yuxtaposición de objetos asociados con la vejez, como los dientes postizos y las gafas, junto a un consolador, refuerza la idea de que la sexualidad y el placer son exclusivas de la juventud.
La peluca colgada es un símbolo poderoso que sugiere la presión social sobre la apariencia. La calvicie del personaje puede implicar una lucha interna con la aceptación de una alopecia, quizás inducida por un tratamiento médico . Esta ironía añade complejidad a la caricatura, ya que muestra cómo la sociedad a menudo obliga a las personas mayores a conformarse a estándares de belleza que pueden no ser realistas a su condición .
Reflexión hacia el Autor
Al crear esta caricatura, #BahramArjmandnia no solo perpetúa estereotipos dañinos sobre las personas mayores, sino que también comete un acto de auto-discriminación potencial. El edadismo en este contexto es un rechazo anticipado de nuestro propio futuro.
A menos que uno contemple no llegar a la vejez, lo cual sería una perspectiva sombría, todos estamos destinados a envejecer. Por lo tanto, burlarse de la vejez es, en esencia, burlarse de nuestro yo futuro. Es, como; «escupir hacia arriba».
La idea de permanecer eternamente joven, como Dorian Gray, es una fantasía. En la vida real, el envejecimiento es un proceso natural e inevitable que merece respeto y dignidad. Al ridiculizar aspectos de la vejez, incluida la sexualidad y la apariencia, el autor está contribuyendo a una cultura que deshumaniza a las personas mayores y niega la continuidad de la experiencia humana a lo largo de toda la vida.
Esta caricatura, más que sarcasmo , refleja un miedo profundo al envejecimiento y una incapacidad para aceptar la totalidad de la experiencia humana. Es un llamado a la reflexión no solo para el autor, sino para todos nosotros, sobre cómo vemos el envejecimiento y cómo queremos ser tratados en nuestros años venideros.
En lugar de perpetuar el edadismo, deberíamos trabajar hacia una sociedad que celebre todas las etapas de la vida, reconociendo que la dignidad, el deseo y la sexualidad no tienen fecha de caducidad.
Roy J Rizo D’Arthenay
Business Coach
En el umbral desafiante para  vivir una #VejezFuncional

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